Para esta temática hemos elegido al adulto
centrismo como punto de crítica, nos fundamentamos en la idea que la vida
social se rige y se subyuga ante los parámetros de la estructura económica
capitalista, en la cual el ser humano es visto como fuente de producción, razón
por la cual la persona adulta es la única que encaja en el esquema de
“productividad”; como consecuencia se evidencia y se promulga una sociedad
excluyente.
Fotografía: Rodrigo Álvarez |
La conducta, el pensamiento, el desarrollo de
niños y niñas se rigen ante la norma de una sociedad en la cual la creatividad,
por ejemplo, no es productiva; la institucionalización de la niñez se acelera
progresivamente. Se incentivan espacios de encierro, en vez de espacios
recreativos que permitan el desarrollo pleno de la niñez; es como si el
objetivo pleno de esta hermosa y única etapa de la vida fuera únicamente la
preparación para la vida adulta, lo cual definitivamente es excluyente y
autoritario.
Los hombres y las mujeres adultas rigen sus
vidas frente a las promesas del capital, lo cual se convierte en el motor de
sus vidas. La obsesión por la competencia y la
producción material limita y obstaculiza el desarrollo pleno de la vida
adulta.
Fotografía: Rodrigo Álvarez |
Ante esta problemática que obstaculiza el
desarrollo pleno de todas las edades, se destaca la necesidad de la destrucción
de la lógica productiva mercantil como fuente de las relaciones sociales. Proponemos
como aspecto fundamental la creación de espacios que permitan el desarrollo
pleno de las edades, así como espacios de interacción.
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