lunes, 16 de febrero de 2015

DIVERSIDAD ETÁREA


Para esta temática hemos elegido al adulto centrismo como punto de crítica, nos fundamentamos en la idea que la vida social se rige y se subyuga ante los parámetros de la estructura económica capitalista, en la cual el ser humano es visto como fuente de producción, razón por la cual la persona adulta es la única que encaja en el esquema de “productividad”; como consecuencia se evidencia y se promulga una sociedad excluyente.
Fotografía: Rodrigo Álvarez
El papel de quienes no cumplen con los esquemas impuestos de productividad, es crítico.
La conducta, el pensamiento, el desarrollo de niños y niñas se rigen ante la norma de una sociedad en la cual la creatividad, por ejemplo, no es productiva; la institucionalización de la niñez se acelera progresivamente. Se incentivan espacios de encierro, en vez de espacios recreativos que permitan el desarrollo pleno de la niñez; es como si el objetivo pleno de esta hermosa y única etapa de la vida fuera únicamente la preparación para la vida adulta, lo cual definitivamente es excluyente y autoritario.
Los hombres y las mujeres adultas rigen sus vidas frente a las promesas del capital, lo cual se convierte en el motor de sus vidas. La obsesión por la competencia y la  producción material limita y obstaculiza el desarrollo pleno de la vida adulta.
Fotografía: Rodrigo Álvarez
Por otra parte cuando la vida adulta llega a su fin y empieza la vejez, el ser humano vuelve a salir del sentido establecido de “productividad”, su papel como actores sociales en muchos de los casos se in visibilizan, pierden espacios de interacción y comunicación.

Ante esta problemática que obstaculiza el desarrollo pleno de todas las edades, se destaca la necesidad de la destrucción de la lógica productiva mercantil como  fuente de las relaciones sociales. Proponemos como aspecto fundamental la creación de espacios que permitan el desarrollo pleno de las edades, así como espacios de interacción.

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