La presente argumentación pretende analizar las relaciones
que el ser humano establece con la naturaleza, tomando como punto de crítica al
sistema de producción y dominación capitalista, su expansionismo y su actuar
violento; que cosifica los recursos
naturales y los convierte en mercancía. Se propondrá la necesidad de una ética
de las relaciones con el medio ambiente que funcione en cuanto se contraponga a
las bases y la estructura de la problemática. Se tratará los siguientes puntos
de análisis: 1. contextualización del problema, 2. relaciones actuales de
violencia contra la naturaleza y 3. Propuesta de una ética ecologista y
condescendiente con la realidad.
Fotografía: Rodrigo Álvarez |
1. 1.- En primera instancia, para comprender
el problema de las relaciones violentas que el ser humano ejerce con la
naturaleza es indispensable analizar el sistema que empuja dichas relaciones,
que estructura modelos de producción y explotación como únicas fuentes de
economía. Para lo cual se analizará históricamente la imposición y expansión de
dicho sistema:
Es muy común escuchar que la modernidad se estableció en
Europa occidental a partir de los procesos de secularización intra europeos,
las revoluciones burguesas, la ascensión de un nuevo grupo hegemónico al poder
(la burguesía) y la instauración de políticas liberales; sin embargo este
trabajo posicionará la idea que esta visión reduccionista y euro centrista de
la historia encubre los anteriores procesos violentos que sustentaron las bases
económicas que posibilitaron dar vida al capitalismo; me refiero a la conquista
y colonia de “América”, proceso en el cual el modelo civilizatorio occidental se impone sobre las distintas y
diversas maneras de ver al mundo y relacionarse con el mismo, convivían en nuestras tierras.
“La modernidad se originó en las ciudades europeas
medievales, libres, centros de enorme creatividad. Pero nació cuando Europa
pudo confrontarse con “el otro” y controlarlo, vencerlo, violentarlo; cuando
pudo definirse como un “ego” descubridor, conquistador, colonizador de la
alteridad constitutiva de la misma modernidad. De manera que 1492 será el
momento del nacimiento de la modernidad como concepto correcto, el origen de un
“mito” de violencia sacrificial muy particular y, al mismo tiempo, un proceso
de “en-cubrimiento” de lo no-europeo” (Dussel, 1994)
La intención de hacer esta breve referencia histórica es
constatar que las estructuras que rigen la vida y las relaciones en la actualidad
son producto de imposición y violencia, y a su vez reivindicar que en “América”
existían y existen diversas cosmovisiones, culturas, formas de economía; todo
en armonía con la naturaleza, lo cual ha sido in visibilizado por el modelo
civilizatorio y económico dominante.
“Hasta el siglo xv, América estuvo habitada por pueblos
indígenas que habían desarrollado culturas diversas. Algunos tenían grandes
avances, sobretodo en agricultura y astronomía; otros se mantenían en estadios
primitivos, dedicados a la caza y recolección; pero todos tuvieron desde
entonces que enfrentar a los invasores blancos. Estos llamaron al continente de
varias maneras hasta que se impuso el nombre “América”, por Américo Vespucio,
quien dibujó uno de los primeros mapas. Los indígenas daban a sus tierras diversos
nombres y tampoco tenían idea de que todo fuera una unidad del norte al extremo
sur. Los indios Cuna que habitaban y aún habitan la “tierra firme” que hoy es
Panamá y parte de Colombia, la conocían como Abya Yala, que significa “Tierra
en plena madurez”. Sin duda un nombre hermoso” (Ayala, 2004)
Haciendo referencia a las dos últimas líneas de la cita,
podemos tener un acercamiento del por qué las relaciones con la naturaleza son
violentas hoy en día. El nombre mismo que se otorgó arbitrariamente a nuestras tierras representa al poder
dominante, sobre la diversidad que convivía en armonía, la cual formaba parte
integral de la misma.
Es decir la violencia con el medio ambiente que es evidente e
innegable en la actualidad es producto de un modelo, un sistema violento, que
fue impuesto violentamente; por ende la única manera posible de reformar
nuestras relaciones con el entorno natural, con los seres humanos, con la vida
misma; es destruir y reconstruir las estructuras sociales.
2. 2.- Es importante saber que nuestras
tierras y nuestra gente fueron libres de occidente de manera física, sin
embargo diferentes factores (entre ellos que las revoluciones se hayan efectuado
por grupos criollos) determinaron que ideológicamente el dominio prevalezca,
que se nos dificulte superar la colonialidad. “La colonialidad continúa
operando en tres niveles claves: la colonialidad del poder, para el control de
la economía, la política, la cultura, la naturaleza y la vida; la colonialidad
del saber, que opera a nivel epistémico, filosófico, científico, para la
subalternación de las lenguas y los conocimientos; y la colonialidad del ser,
para el dominio de la sexualidad, de las subjetividades, las sensibilidades,
los imaginarios y los cuerpos.” (Guerrero, 2010)
Por ende, y como consecuencia , los factores que determinan
nuestra subsistencia, nuestras relaciones, nuestra economía, nuestra interacción
con otros seres humanos y el entorno, entre otros; están íntimamente ligados al
modelo de desarrollo occidental, el cual se sostiene gracias a un pensamiento
ideológico bien estructurado que defiende e in visibiliza sus devastadores
actos, en son del progreso.
El problema radica en que el capitalismo ofrece un modelo de progreso que se sustenta en el
individualismo, en el egoísmo; es decir, progresar para un grupo significa el
retroceso de otro, significa ser insensible frente a la diversidad, a las
mayorías y a las minorías, a la naturaleza, y esta última precisamente es la
víctima más vulnerable de la brutalidad e inconsciencia colectiva, siendo
objeto de mercado, cosificada, vendida ya sea como materia prima o como objeto
de exhibición, y víctima además de la contaminación que dejan innumerables
prácticas humanas.
Entonces el ser humano ejerce su relación con la naturaleza
de la misma forma que el sistema ejerce sobre él; es decir, de manera violenta
y egoísta, con intereses económicos monetarios sobre todas las cosas.
Por ser más concreto haré ciertas referencias que sirvan para
clarificar mi teoría; nuestras tierras, las cuales fueron divididas
arbitrariamente han sido organizadas políticamente bajo el mismo modelo que lo
hace la cultura hegemónica, es decir, en
estados-naciones, los cuales dividen y centralizan los poderes que mandan sobre
las mayorías y las minorías, sin embargo estos estados se encuentran con
políticas y mercados internacionales, gracias al escenario de la globalización,
y se ven obligados (por mantener el modelo económico del capital) a estructurar
sus políticas en base a intereses ajenos.
Razón por la cual nuestras tierras, nuestros mares, nuestros
ríos, nuestro cielo, nuestra sagrada agua, entre otros, han sido víctimas de la desmesurada ambición
capitalista.
Por décadas, la gran mayoría de países latinoamericanos
estuvieron en manos de gobiernos neo liberales, los cuales vendieron, por no
decir regalaron, nuestras tierras y sus recursos al interés de las grandes empresas
transnacionales, teniendo como consecuencia un incalculable impacto ambiental,
en sectores de riqueza biodiversa, desestructuración cultural de quienes
habitaban zonas de extracción, daños a la salud de las personas y animales,
entre otros.
Se puede decir que la realidad política de nuestras tierras
ha evolucionado de cierta manera, por el hecho del protagonismo de gobiernos
que se autodefinen como “progresistas”; sin embargo, al menos en el caso
ecuatoriano se sigue operando bajo la misma lógica del capital, lo cual determina
necesariamente relaciones de poder jerárquicas y abusivas.
El gobierno ecuatoriano, bajo la justificación del progreso
económico, y pese a autodefinir su tendencia política como socialista del siglo
veinte y uno; ha decido explotar la actividad petrolera en el Yasuní, zona de
riqueza biodiversa y étnica, reproduciendo así el modelo económico dominante,
contradiciendo así sus alardes socialistas.
Si bien es cierto que la realidad socioeconómica del país se
encuentra en necesidad, estamos hablando de un lugar único en el mundo, repleto
no sólo de riqueza natural sino de riqueza espiritual, de saberes, de
cosmovisiones.
Pese al esfuerzo de los grupos que lucharon por el derecho
ciudadano de acceso a una consulta popular, el gobierno de manera autoritaria
rechazó esa posibilidad, y a través de una campaña política y mediática se encargó de deslegitimar al colectivo; razón
por la cual, con la siguiente cita, pretendo reivindicar la esencia del mismo:
“No somos politiqueros, somos sociedad civil organizad. (…) partimos de una
realidad de devastación ambiental y cambio climático, producto de una ideología
que ha puesto sus esfuerzos y expectativas en las promesas de una sociedad
capitalista y antropocéntrica donde la vida no es más que una mercancía” (Yasunidos, 2014)
Si en pro de un discurso socialista se le niega a la sociedad
civil el derecho a una consulta popular, es lamentable acercarse a la realidad
de la tierra, los pueblos y las vidas que están siendo explotadas en este mismo
momento.
3. 3.- Si
bien es cierto que discrepo teóricamente con las propuestas éticas que se han
expuesto a lo largo de la historia, por sus contradicciones prácticas, por
ejemplo la teoría ética de Aristóteles, ¿cómo se puede atribuir tan sólo la
palabra “ética” a alguien que justificaba la esclavitud como recurso necesario
para el bien común? O hablando de algo más contemporáneo, la ética cristiana
que hace apología de alteridad, sin embargo en la práctica es unificadora y
excluyente con la diferencia y la diversidad; a pesar de estas discrepancias y
desconfianzas teórico-prácticas, hay un principio con el cual me siento
profundamente identificado, y fue precisamente tratado en clase, y es el
respeto a la vida. Bajo esta identificación parten mis propuestas éticas, en
beneficio del medio ambiente, las cuales puntualizaré a continuación.
∙Lo único universal debe ser el
respeto a la vida.
∙La ética debe funcionar ligada
íntimamente con este principio.
∙La ética debe oponerse todo sistema
que promulgue explotación.
∙La ética debe fomentar conciencia
social.
∙La ética debe ser condescendiente y
apegada a la realidad.
Como conclusión reafirmo mi postura frente a las relaciones
violentas del ser humano con a la naturaleza, alineando la problemática con las
prácticas de una cultura violenta, que fueron impuestas violentamente, y que
violentan la vida. La realidad natural actual es víctima de los procesos
históricos que han establecido un modelo único de economía; frente a esta
problemática es deber de quienes tenemos conciencia fomentar posturas éticas
que permitan cambiar las relaciones humanas.
Bibliografía:
Ayala, E. (2004). Un país pluriétnico y
pluricultural . Quito: Corporación editora nacional.
Dussel, E. (1994). El encubrimiento del otro.
La paz: Facultad de humanidades y ciencias de la educación.
Guerrero, P. (2010). La interculturalidad sólo será
posible desde la insurgencia de la tenrnura. Quito: Abya Yala.
Yasunidos. (2014). Yasunidos, unidos por la vida.
Recuperado el 2015, de Yasunidos, unidos por la vida:
http://sitio.yasunidos.org/es/
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